Madrid y los Templarios: El legado de la Orden

La Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón (en latín: Pauperes Commilitones Christi Templique Salomonici), es el nombre completo de los más conocidos como Caballeros Templarios. Pero antes de entrar en algunos detalles de su paso por Madrid y alrededores, vamos a repasar someramente quiénes eran.

Los Templarios

Aunque la fecha oficial de fundación se estima en 1129, año en el que la Iglesia Católica y Romana la considera como tal, la Orden, fue iniciada hacia 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses y liderada por Hugo de Payns. El objetivo inicial fue el de proteger a los cristianos de los bandidos que pudieran encontrar en su peregrinar hacia Tierra Santa, hacia Jerusalén.  Sin embargo su devenir a lo largo de sus años de vida, hizo que dejara señales de múltiples actividades gracias a la extraordinaria infraestructura económica que elaboraron. Podemos decir sin confundirnos, que se trató de una auténtica revolución financiera en plena Edad Media dentro de la cristiandad.

Los innumerables mitos que han rodeado y que rodean a los Templarios, hacen de ellos un tema apasionante sobre el que podríamos estar escribiendo multitud de folios pero, queridos lectores, esta labor está destinada a los especialistas en esta materia tan específica y sobre la que no faltan libros. Nosotros os vamos a hacer llegar algunas informaciones sobre dónde y de qué modo marcaron su paso por Madrid y sus alrededores.

La Orden y su experiencia en Madrid

La Comunidad de Madrid, como enclave histórico y estratégico por antonomasia, dispone de algunas trazas del paso de estos caballeros.

El Castillo de Torremocha

Situado en la localidad de Santorcaz, al Este de la Comunidad de Madrid, algunos historiadores especialistas en la materia, afirman que es de origen templario y creen que se trata de una fortaleza de apoyo y no defensiva, a la plaza fuerte de Alcalá de Henares, si se atiende a su ubicación.

Se cree que el castillo fue levantado por los Templarios, si es de creer que el pueblo tuvo recintos. Esta conjetura puede ser cierta, ya que estos caballeros, de gran experiencia en batalla, dotaban a sus construcciones militares de un triple recinto. Esto acontecía después de la conquista de Madrid por Alfonso VI, en 1085. Después, al desaparecer la Orden de los Templarios, pasó a la Mitra a la Iglesia de Toledo, que lo habilitó lo mismo para cárcel que para almacén.

Sus gruesos muros guardan también interesantes historias, como la de Don Alfonso Carrillo, Arzobispo de Toledo allá por la segunda mitad del s. XV, y que mandó encarcelar en este castillo al Cardenal Cisneros, por haberse negado a obedecer sus órdenes. Francisco I de Francia también parece ser que fue encerrado durante una temporada, tras perder la batalla de Pavía en 1526, así como Ana de Mendoza de la Cerda, más conocida como la Princesa de Éboli.

Francisco I de Francia también parece ser que fue encerrado durante una temporada, tras perder la batalla de Pavía en 1526

San Torcuato

San Torcuato es el nombre de la parroquia que también podemos encontrar en Santorcaz. Sobre esta construcción destaca la “Guía de los recintos sagrados españoles” del escritor, director de cine y documentalista Juan G. Atienza. En ella el autor nos habla sobre los rombos apaisados que incluyen una abeja en el centro y dos estrellas de seis puntas en los dos extremos, presentes en su interior; estos símbolos siempre han estado vinculados con la Orden del Temple.

Juan García Atienza, gran investigador del legado histórico y templario en España.

Campo Real

Campo Real también es un punto de encuentro para los interesados en el tema. La Iglesia de Nuestra Señora del Castillo también está íntimamente asociada a la historia de los templarios. Este templo fue vivienda para ellos durante años donde vestían sus hábitos de mojes pero que no dudaban en cambiar al de guerreros ante cualquier envite a la batalla por parte del enemigo.

Siglos más tarde, en julio de 1936, y durante nuestro triste conflicto, serían destruidos los ornamentos, retablos y en general, el patrimonio artístico de la iglesia. La única pieza que sobrevivió a la Guerra Civil fue la mesa del retablo de Cristo Crucificado.

Pinto

En la plaza de Egido de la Fuente, de Pinto, se puede ver actualmente un curioso monumento. Es una columna sobre un pedestal situada en la confluencia de la calle del Hospital con otra vía que cambió de nombre en 1935. Ahora se llama Maestra María del Rosario pero antes se conocía, oficial y extraoficialmente, como ‘Calle del Arca’, un nombre que nos lleva a los orígenes de Pinto… y a los templarios.

La columna tiene dos placas, una de ellas nos cuenta una antigua historia:

“Cuenta una leyenda que en tiempos de moros y cristianos los hijos del Islam midieron estas tierras de parte a parte, situando en este punto el Centro Geográfico de la Península Ibérica: y que justo aquí enterraron un arca con los instrumentos utilizados en sus mediciones”

Según esta leyenda, una vez enterrada el arca y para identificar el lugar, los árabes taparon el hoyo con una losa (‘piedra xata’) en la que grabaron una equis. El arca en cuestión no es la que busca Indiana Jones en el cine desde hace cuarenta años, la de la Alianza, pero algo debía tener cuando, según se cuenta, los mismísimos templarios fueron hasta Pinto, posiblemente en su busca.

Pinto siempre ha sido un cruce de caminos, un punto de paso obligado para aquellos que cruzaban la península de norte a sur, un lugar habitado desde tiempos remotos, donde también los romanos decidieron establecerse. Y fueron éstos, y por aquellas razones, los que dieron nombre al municipio, Punctum, que significa ‘punto de paso’, que por corrupción de lenguaje terminó derivando en ‘Pinto’.

En un documento de 1612 sobre la creación de la orden franciscana, se menciona un convento de Pinto que había pertenecido a los Templarios. Según la leyenda, llegaron para buscar el arca enterrada por los árabes, por considerar que su contenido les conferiría cierto poder o sabiduría. O, quién sabe, puede que Pinto les interesara simplemente por su posición estratégica. O ambas cosas, que por lo que sabemos de los templarios, no daban puntada sin hilo.

En todo caso, aunque sabemos dónde estuvo el arca, ni ella ni su contenido aparecieron jamás. ¿La encontraron los Templarios?

La Cueva de la Luna

Uno de los puntos que tuve oportunidad de visitar a mediados de la década de los setenta del pasado siglo XX.

Si vamos, nos encontraremos un laberinto subterráneo de galerías que fueron, descubiertas a partir de un hueco en la pared de un restaurante. Forman un cuadrado en cuyo centro existe una sala circular coronada por una cúpula de la que parten pasadizos que comunican con los diferentes lados del cuadrado.

Sobre la cueva se cuentan muchas historias y atrae cada año a numerosos amantes de lo esotérico, queda mucho por descubrir sobre ella y es, sin duda, una de las construcciones más enigmáticas y curiosas de la Comunidad de Madrid.

Se ha atribuido su origen a los templarios al haberse encontrado en una de sus paredes el símbolo de la ‘cruz patada’, emblema de la Orden. Pero no parece cierto que los monjes guerreros la utilizaran para sus ritos iniciáticos, ni para ningún otro uso, ya que su construcción es mucho más reciente, data del siglo XVI y se atribuye al Cardenal Cisneros. Lo que no impide que la cueva sea interesante por muchos otros motivos.

La Cueva de la Luna es una muestra de que no todo lo esotérico es templario, lo que sí parece demostrado es que el Temple estuvo presente en la zona que ahora ocupa la Comunidad de Madrid aunque no de manera tan intensa como en otros lugares. No es algo tan extraño, habida cuenta de la localización geográfica de la región y de que ha estado habitada desde tiempos primitivos. A su paso, los monjes-guerreros dejaron los indicios que ya hemos contado, es posible que con el tiempo se descubran otros nuevos.

Fuente: Telemadrid

En la calle de Atocha…

Y ya dentro de la capital, podemos encontrar otro supuesto ejemplo de su paso por estas tierras: la Iglesia de Santa Cruz, una de las más antiguas de Madrid y de la que se dice que, antes de que fuera reconstruida en el siglo XV,  tenía algún tipo de conexión con los templarios. Sin embargo, no existe constancia de ello, y a día de hoy aún son muchos los debates que se suscitan ante esta afirmación.

Iglesia de la Santa Cruz. Madrid
Iglesia de la Santa Cruz. Madrid

Porque, estimados amigos de MAD Experiencias, la Orden del Temple es, sin duda, uno de los pasajes históricos más apasionantes que podemos recuperar de la memoria.

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