Calle de la Salud. Experiencia 50% «healthy food» 50% aire fresco.

En estos tiempos locos en los que descubrimos que todavía podemos vivir experiencias qué pensábamos eran cosa del pasado, este equipo de MAD Experiencias incluido; y en el que la preocupación por la sanidad y la salud de nuestros hogares y calles vuelve a ser asunto relevante; paramos nuestra mirada curiosa y siempre ávida de nuevas historias en una calle de nuestro querido Madrid.

Una calle que no tiene más de 200 metros de longitud empezando en el lateral de la Iglesia del Carmen pasando por la plaza del mismo nombre, muy cercano a donde luego estaría situado el Hotel Florida y desembocando en la magnífica Gran Vía; pero que llegó a cotizarse como si de la Milla de Oro se tratase. Es la Calle de la Salud, y aquí descubriréis el origen de su acertado nombre.

La experiencia de vivir en Madrid

Galeno sajando una «buba»

Corría el siglo XIV (1348-1349) y Madrid era aún una pequeña Villa que no sabía el capitalino destino que le esperaba. En estos tiempos era habitual qué debido al hacinamiento de los núcleos urbanos, la poca limpieza y salubridad de las calles, junto a la falta de alcantarillado; la urbe no tuviera el mejor de los aromas.

Al grito de ¡agua va! la gente arrojaba sus orines a una calle sin asfaltar, embarrándola; y si gritaban dos veces aquella tonadilla era mejor apartarse, porque no era “solo agua” lo lanzado.

Este cóctel explosivo hacía que fuera más que habitual qué infecciones y enfermedades cabalgarán a sus anchas, haciendo que la gente tuviera que refugiarse allá donde pudiese esperando que aquella Muerte que bailaba con justos e injustos, ricos y pobres, buenos y malvados no los eligiese para su siguiente Danza.

«en la segunda mitad del siglo XIV la Muerte Negra llegó para quedarse.»

Castilla contaba en estos años con aproximadamente cinco millones de habitantes; Aragón y Navarra un millón y cien mil respectivamente en la segunda mitad del s XIV, pero en la segunda mitad de siglo la Muerte Negra llegó para quedarse.

Y la Peste llegó…

En 1346 se desató en Europa una epidemia de Peste Negra que en algo menos de 10 años barrió del continente a entre el 30 y el 50% de la población, castigando duramente a las ciudades y núcleos urbanos.

Aragón, que llegó a registrar 300 muertes diarias, le arribó la enfermedad en 1348, entrando por Cataluña que había pasado por una hambruna en 1333; y a Castilla en 1349. Fue tal la catástrofe que el Papa Clemente VII pidió una estimación aproximada de cuántas personas habían fallecido hasta entonces y se estimaron 42 millones en toda Europa.

Las ciudades quedaron abandonadas y los campos desiertos, con la campiña recubierta de cadáveres; el crecimiento demográfico cayó en picado y la economía se paralizó prácticamente. Los supervivientes de aquel caos se encerraron en sus hogares o huyeron a los extrarradios de las urbes, a zonas menos masificadas y aireadas.

Barrio de la Salud, la experiencia «Bio»

La Danza de la Muerte era una forma de asociar a la Parca como algo cercano a lo que no debías de tener miedo, una experiencia que estaba tan presente en sus vidas que era como un vecino más, aunque a su paso todo perdiera la salud...
Músicos esqueletos, Danza de la Muerte, grabado por Pierre Le Rouge

Y es justo en estas circunstancias donde entra en juego nuestra bien ubicada calle de la Salud, en las epidemias de Peste un grupo de campesinos y ganaderos se colocó allí, extramuros de la Villa de Madrid, huyendo de La Parca; al alimentarse con sus productos saludables y ecológicos no necesitaban entrar en la ciudad, viendo que no se ponían enfermos y habiéndose librado de la Peste en la zona, se le fue a llamar al lugar Barrio de la Salud, de lo que solo queda la calle actual.

Aun así, este lugar ya tenía pedigrí y un caché antes de la temible Peste Negra; antes de esto era la calle del Carmen Alta, debido a su cercanía a la iglesia del mismo nombre En aquel lugar había una fuente propia a la que los vecinos iban a beber y recoger agua, y que decían tenía propiedades curativas, pudiendo sanar cualquier enfermedad.

Obviamente, tras la llegada de tan terrible experiencia, y el magnífico estado de salud de los vecinos de la zona, la enfermedad que mejor curaba dicha fuente era la Peste; era tanta su fama que en los tiempos de los Reyes Católicos fue una de las calles y zonas más solicitada y envidiada, reuniéndose en este lugar la gente más respetada de Madrid.

Antes de abandonar esta céntrica calle no debemos dejar de rendir honor y tributo a uno de los más grandes cronistas de la Villa de Madrid, y es que, en el número 10 de esta calle de la Salud nos encontraremos una placa que indica el lugar en donde nació, en 1803, el gran Mesonero Romanos; a los cuales los amantes de Madrid y su historia, y este equipo de humildes seguidores de MAD Experiencias en particular, debemos tanto. ¡Salud Maestro!

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