El Cementerio Británico en Madrid: Un Rincón de Historia y Memoria

A mediados del siglo XIX, las autoridades británicas lograron el permiso de los gobernantes españoles para establecer sus propios cementerios en España, con el fin de proporcionar entierros dignos a los británicos no católicos. En 1854, en un descampado de Carabanchel, entonces un pueblo a las afueras de Madrid, al otro lado del río Manzanares, se fundó el Cementerio Británico o «Cementerio de los Ingleses». Este espacio fue creado para la inhumación de aquellos fallecidos que no fueran católicos, debido a las estrictas restricciones religiosas de la época que impedían su enterramiento en cementerios consagrados.

El clero español, con una fuerte influencia sobre las decisiones municipales, se oponía a la inhumación de no católicos en los cementerios oficiales. Durante décadas, los cuerpos de estos fallecidos eran enviados a muladares o depositados en lugares indignos. En Madrid, por ejemplo, se llegaron a enterrar cuerpos de protestantes bajo las caballerizas de la fábrica del gas. Aunque existía un tratado entre los gobiernos británico y español desde el siglo XVII para permitir la compra de tierras con este fin, las restricciones fueron levantadas con extrema lentitud.

Finalmente, el Gobierno británico pudo adquirir los terrenos en 1854 de un tabernero de Carabanchel. No obstante, la oposición eclesiástica persistía, lo que derivó en la imposición de ciertas restricciones, como la prohibición de exhibir símbolos religiosos en la entrada del cementerio o la realización de ceremonias solemnes visibles.

Los Fundadores y Primeros Residentes

Entre los impulsores del Cementerio Británico destacan Lord Howden, embajador británico en España, el aparejador Benedito Albano, quien diseñó la valla y el portón de entrada, y el escultor Pedro Nicoli, quien realizó el escudo de armas británico en la fachada en lugar de la tradicional cruz católica. En la segunda mitad del siglo XIX, Madrid albergaba una comunidad británica e internacional creciente, conformada por empresarios, banqueros, contratistas y académicos. Entre ellos estaban Charles Clifford (fotógrafo), los banqueros Weisweiler y Bauer, el aventurero «coronel» Fitch, y los historiadores Bergenroth y Gayangos.

A pesar del nombre del cementerio, sólo un 62% de los enterrados tienen origen británico, y no todos eran anglicanos. El resto pertenecen a comunidades de inmigrantes de Estados Unidos, Canadá, Alemania, países nórdicos, judíos y ortodoxos. Muchos de ellos llegaron a Madrid en el siglo XIX y principios del XX para trabajar en la industrialización de España.

Un Cementerio con Encanto Británico

El Cementerio Británico es un espacio singular en Madrid, con jardines que evocan los paisajes del Reino Unido. No obstante, su mantenimiento depende de donaciones privadas, pues la tradición española de pagar anualidades por el cuidado de tumbas no es común entre los descendientes de los allí enterrados. David J. Butler, un administrador del cementerio, explicó que han localizado a unas 40 familias con familiares enterrados allí, pero que la falta de fondos dificulta la conservación del lugar.

El enterramiento más antiguo data de febrero de 1854 y pertenece a Arthur Thorold, cuya tumba está adornada con una representación de Excalibur, en referencia a la leyenda del rey Arturo. Entre las esculturas más notables del cementerio se encuentran la de Girod (1909), Gardiner y MacClery (1876) y el mausoleo de la familia Bauer (1916), diseñado en estilo neoegipcio por el arquitecto Arbós y Tremanti. Destacan también los monumentos de los estadounidenses Brewster y Reed, así como la imponente sepultura de Enriqueta Pattison, de estilo típico de los cementerios británicos.

Mausoleo de la familia Bauer (1916), diseñado en estilo neoegipcio

Una tumba singular es la de cinco aviadores estadounidenses fallecidos en 1947 en un vuelo directo de la «Ruta Colón» entre La Habana y Madrid. Asimismo, hay dos ejemplos de estelas conmemorativas diseñadas para militares caídos en servicio, similares a las que se encuentran en cementerios de la Primera y Segunda Guerra Mundial en Francia e Italia.

Transformaciones del Cementerio y su Historia Reciente

A inicios del siglo XX, se empezaron a permitir entierros de católicos, especialmente de mujeres irlandesas que trabajaban en Madrid como niñeras, institutrices y enfermeras. Con el tiempo, muchas familias extranjeras se establecieron en España y sus descendientes adoptaron la religión y costumbres locales. También hay sepulturas de masones, librepensadores y ateos, como las de Tersch (1952), Byne (1935) y Pennoyer (1957), que reflejan la diversidad ideológica de la comunidad enterrada.

El Cementerio Británico fue el único espacio en Madrid donde se permitieron entierros no católicos hasta la creación del Cementerio Civil en 1883, junto al Cementerio del Este (hoy Cementerio de La Almudena). A partir de entonces, políticos liberales, progresistas, masones y otras figuras disidentes pudieron elegir este nuevo camposanto.

Descanso de Figuras Ilustres

Este cementerio también alberga las tumbas de empresarios que dejaron huella en Madrid. Entre ellos están la familia Loewe, fundadora de la casa de lujo en 1889; Émile Huguenin Lhardy, quien revolucionó la gastronomía madrileña con su restaurante en 1839; y William Parish, propietario del Circo Price. También están enterrados aquí Stabel Hansen, fundador de una empresa de telas impermeables; la familia Girod, dedicada a la relojería; y Roberts, creador de la sastrería El Corte Inglés.

Uno de los personajes más curiosos es Margarita Kearney Taylor, fundadora del emblemático salón de té Embassy, que se convirtió en un centro de espionaje durante la Segunda Guerra Mundial. Otro residente notable es Arthur F. Yecken, diplomático británico que facilitó un visado a Ian Fleming, autor de James Bond, para que viajara por España en 1941 y 1942.

«Uno de los personajes más curiosos es Margarita Kearney Taylor, fundadora del emblemático salón de té Embassy, que se convirtió en un centro de espionaje durante la Segunda Guerra Mundial

Un Espacio de Memoria

Hoy en día, el Cementerio Británico alberga unas 650 sepulturas con aproximadamente 1.000 personas enterradas. Su historia encapsula la evolución de la burguesía extranjera en España y el impacto de la comunidad británica en Madrid. A pesar de su riqueza histórica, su futuro depende del apoyo de los ciudadanos interesados en preservar este rincón único de la capital española.

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