El Reina Sofía: misterios y leyendas

Aquellos que nos conocen, saben que en MAD Experiencias somos exploradores. Ya nos imagináis con el salacot atravesando las partes más ocultas de los continentes al más puro siglo XIX. Pero no, no somos de ese tipo de investigadores. Nos adentramos en la historia de Madrid; paseamos a través de los siglos buscando, recabando todo aquello que sea de interés y relevancia para hacéroslo llegar en nuestras visitas o en este blog. Y cuando digo “todo”, es todo. Surcamos los siglos de esta dimensión… ¡y de otras! Y este, precisamente este, es el tema de hoy: la otra dimensión.

Algunos pensaréis que un investigador de la historia ha de remitirse únicamente a lo tangible, a lo que podemos ver y tocar con nuestros dedos, pero en MAD Experiencias recogemos todo, lo que se toca y se ve, pero también lo que se siente, todo aquello que hace que nuestros sentidos se vean estimulados.

Pero vamos a dejarnos de prolegómenos y adentrémonos en el otro lado del espejo. Hoy nos centramos en… ¡el Reina Sofía y los sucesos paranormales!

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

La apertura del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en 1990 supuso la creación de un museo de arte moderno y contemporáneo en España de nivel internacional, aunque no han sido pocos los avatares sufridos por el edificio hasta alcanzar tal fin.

La primera fundación del Hospital San Carlos, actual sede del Museo, se debe al rey Felipe II, quien, en el siglo XVI, centralizó en este lugar todos los hospitales que estaban dispersos en la Corte. En el siglo XVIII, Carlos III decidió una nueva fundación, al resultar insuficientes las instalaciones para la ciudad. El actual edificio es obra de los arquitectos José de Hermosilla y Francisco Sabatini, debiéndose a este último gran parte de la obra.

En 1788, tras la paralización de las obras con la muerte de Carlos III, el edificio fue ocupado para asumir la función para la que había sido construido, la de Hospital, aunque lo edificado no fuera sino sólo un tercio del proyecto de Sabatini.

Desde entonces sufrió varias modificaciones y añadidos hasta que, en el año 1965, se clausura el hospital, pasando sus funciones a ser desempeñadas por la Ciudad Sanitaria Provincial. Logra sobrevivir a diversos rumores de demolición y, por medio de un real decreto de 1977, es declarado Monumento Histórico-Artístico, garantizando así su supervivencia.

En 1980 comienza la restauración del edificio, realizada por Antonio Fernández Alba; en abril de 1986 se abre el Centro de Arte Reina Sofía, utilizando las plantas 1 y 2 del antiguo hospital como salas de exposiciones temporales. A finales de 1988, José Luis Íñiguez de Onzoño y Antonio Vázquez de Castro llevarían a cabo las últimas modificaciones, de entre las que cabría destacar especialmente las tres torres de ascensores de vidrio y acero, diseñadas en colaboración con el arquitecto británico Ian Ritchie.

El 10 de septiembre de 1992,  los Reyes D. Juan Carlos y Dña. Sofía, inauguraban la Colección Permanente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, que hasta ese momento había acogido únicamente exposiciones de carácter temporal.

Fuente: www.museoreinasofia.es/museo/historia

El Hospital de San Carlos hacia 1900

Tomamos la máquina del tiempo…

Considerado como uno de los museos más importantes de Madrid, su colección es muy variada, incluyendo en su interior ‘El Guernica’ de Pablo Picasso o distintas obras de artistas nacionales que van desde Ramón Casas a Salvador Dalí, Ángeles Santos, Romero de Torres o Ignacio Zuloaga, a grandes nombres internacionales como René Magritte, Kandinsky o George Grosz. Pero de eso hace muy poco tiempo porque el museo Reina Sofía no solo tiene una historia mucho más larga y variopinta, sino también misteriosa, pues no siempre fue un museo.

Como expresábamos en párrafos anteriores, tomamos la máquina del tiempo y nos remontamos a la segunda mitad del siglo XVI y la historia desde el principio promete: en el solar que actualmente ocupa el Reina Sofía se construyó un albergue donde las personas que no tenían recursos acudían a morir. El albergue pasaría después a ser el Hospital General de Madrid (1788), impulsado por Carlos III, que sería el Hospital General de la Pasión durante los siglos XVII y XVIII, y el Hospital Provincial de Madrid durante los siglos XIX y XX. El proyecto lo inició José Hermosilla, aunque las obras pasarían por otras manos posteriormente, y sería como decíamos Francisco Sabatini el que casi finaliza la edificación. Y decimos “casi” porque solo quedarían finalizadas dos quintas partes del proyecto inicial.

Comienzan los misterios

Las frecuentes epidemias que asolaban en aquel tiempo a nuestra ciudad, hicieron que miles de personas cruzaran el umbral hacia el otro lado, surgiendo historias sobre fantasmas que subían por las noches a las habitaciones de los enfermos para así avisarles que su muerte estaba próxima. Damos un salto en el tiempo y nos trasladamos a los inicios del pasado siglo XX, momento en el que se instala un quirófano en el patio grande. Durante la Guerra Civil y la defensa de la ciudad, recibió numerosos impactos y ataques procedentes de los bombardeos aéreos, aunque siguió funcionando hasta 1965, año en el que cerró definitivamente. Permaneció durante 20 años abandonado, lo que desde luego contribuyó a que su fama de lugar encantado no pereciera: por las noches podían oírse ruidos extraños y los olores que surgían de la zona eran nauseabundos.

Durante la Guerra Civil y la defensa de la ciudad, recibió numerosos impactos y ataques procedentes de los bombardeos aéreos

Macabros hallazgos

En la década de los 80, afortunadamente, comenzaron las obras de restauración. Afortunadamente porque en un momento se planteó su demolición, pero en el año 77 fue declarado edificio histórico artístico. En el otoño de 1979 el arquitecto del Ministerio de Cultura Carlos Fernández-Cuenca, presentó al Director General de Bellas Artes la ‘Memoria para el proyecto de revitalización del Antiguo Hospital Provincial de Madrid’, en la que se analizaba el estado en que se encontraba el edificio. Se pensaron en su momento varias propuestas para su uso, desde un Museo del Teatro al Museo del Pueblo Español, pero fue la colección permanente que todos conocemos la que finalmente inaugurarían los reyes Juan Carlos y Sofía. Durante las reparaciones parciales del edificio, los hallazgos (según testimonios de los que allí trabajaron) fueron macabros: cadáveres de niños, esqueletos, calaveras…

No se provocó mucho revuelo dado que, según comentaban fuentes del propio museo, «Es lo normal, dentro de un museo que antes había sido un hospital”. «Se sacaron los cuerpos porque los enterramientos se produjeron en la zona, igual que en las iglesias o catedrales». Entre los restos hallados se encontraba el cuerpo del religioso Bernardino de Obregón, fundador de la Mínima Congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres y fallecido en el siglo XVI. Fue enterrado en el Hospital de la Anunciación y después trasladado a lo que ahora es el museo, y en 1999, tras una ardua busca, se encontraron sus restos tras un tabique del sótano.

Desde el museo siguen la política de no alimentar los bulos y las historias de miedo, por lo que no se pronuncian al respecto, sin embargo, muchas de las historias han quedado ya en el imaginario popular de Madrid. Buena culpa de ello la tienen los propios medios, pues probablemente el fantasma más famoso del Reina Sofía sea Ataúlfo. Según una noticia de ‘El País’ del año 98: «…Y todo porque la sombra de un supuesto fantasma llamado Ataúlfo recorre, según una denuncia que llegó en octubre pasado a la Consejería de Medio Ambiente, las salas del Museo Reina Sofía. Un ex vigilante de la pinacoteca, que pidió la baja por la depresión que le habrían ocasionado las supuestas apariciones, ha pedido a la consejería que ‘acabe con las molestias y perturbaciones paranormales’ que provoca el espíritu en el museo.

El Grupo Hepta

Los frecuentes rumores y testigos de fantasmas y hechos paranormales que corrieron por Madrid, hicieron que el equipo investigador Grupo Hepta, con el padre José María Pilón a la cabeza, también se adentrara en el Reina Sofía para desentrañar qué sucedía tras sus puertas, y la experiencia la recogieron algunos diarios ya desaparecidos. Contaba la inigualable Paloma Navarrete, a la que tuve el placer de conocer personalmente: «Los guardias de seguridad estaban cansados de que el montacargas se pusiera en marcha solo sin que estuviera conectado el cuadro de luces, y eso lo vimos nosotros estando allí». Explicaba que pasando por los subterráneos, criptas y otras zonas oscuras del museo, la sensitiva pudo ver detrás de una pared de pladur dos muertos ‘que se asomaban muy enfadados: una monja y un fraile’. Al parecer, eran los fundadores de la orden hospitalaria, cuyos féretros habían salido a la luz cuando se excavó el jardín, y como no sabían qué hacer con ellos los habían tapado tras la pared de pladur.

José María Pilón, fundador del Grupo Hepta

Son solo algunas de las muchas historias de fantasmas que se cuentan sobre el Reina Sofía. Puertas que se abren y cierran solas, gritos, un sacerdote torturado durante la Guerra Civil o incluso el fantasma del propio Picasso, enfadado porque el Guernica hubiera salido del Casón del Buen Retiro para instalarse en el museo en el que ahora se encuentra. Multitud de visitantes y turistas que se acercan para contemplar la grandeza de las obras que allí se exponen, también se quejan en ocasiones del frío que recorre sus pasillos.

Muchos pensarán que se trata de casualidades o que los sentidos pueden jugarnos una mala pasada, pero, amigos de MAD Experiencias, de acuerdo a las palabras del gran Albert Einstein, no existe la casualidad, existe la causalidad porque «la coincidencia es la manera que tiene Dios de permanecer anónimo».

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