El Taxi en Madrid: 400 años de historia sobre ruedas… y mulas

¿Alguna vez te has parado a pensar en cómo se movía la gente por Madrid antes de los coches, los autobuses y el metro? Hoy en día, con un gesto tan simple como alzar la mano o tocar un botón en una app, puedes tener un taxi esperándote en cuestión de minutos. Pero si vivieras en el Madrid del siglo XVII, la historia sería muy diferente.

Olvídate de Uber, Cabify y taxímetros. En aquella época, el transporte público en Madrid no solo era rudimentario, sino que también tenía algo de «artesanal». Desde mulas con mozos hasta sillas de mano cargadas a hombros, el taxi madrileño ha evolucionado mucho en los últimos cuatro siglos. Prepárate para un viaje al pasado lleno de curiosidades y personajes castizos, porque esta es la historia del taxi en la capital.

Todo comenzó con mulas… y un poco de picaresca

La llegada de Felipe II y su decisión de trasladar la Corte a Madrid en 1561 cambió para siempre la ciudad. Lo que antes era un modesto recinto medieval se convirtió de la noche a la mañana en una bulliciosa capital que necesitaba urgentemente reformas urbanísticas, servicios modernos… y formas de moverse.

Los primeros «taxis» de Madrid fueron mulas de alquiler. ¿Cómo funcionaban? Muy simple: un mozo te ofrecía el servicio, pactabas un precio y él te llevaba con su mula adonde quisieras. Eso sí, la cosa no era tan regulada como hoy en día. Los mozos y dueños de mulas operaban de manera bastante anárquica, hasta que las autoridades se dieron cuenta de que podían sacarle partido al negocio. Así que se impusieron normas e impuestos. ¿Y qué hicieron los dueños de mulas? Pues lo que haría cualquier pícaro de la época: llevar sus negocios a los arrabales para escapar del control municipal.

Sillas de mano: el taxi VIP del Siglo de Oro

Si creías que los Ubers de lujo son algo moderno, espera a conocer las sillas de mano. Estos carruajes portátiles, diseñados inicialmente para damas de la alta sociedad, fueron el verdadero germen de los taxis en Madrid.

Imagina un asiento lujoso, con cortinas para mayor privacidad, suspendido entre dos varas. Dos mozos (uno delante y otro detrás) cargaban con la silla y te llevaban a tu destino a paso lento. Si el trayecto era largo, otros dos mozos los relevaban. Eran tan populares que pronto empezaron a ofrecerse en alquiler, con paradas fijas en el centro de Madrid. La primera de estas paradas se ubicó en el número 9 de la Plaza de Herradores, aunque después se extendieron a lugares como la Puerta del Sol, la Plaza de la Cebada y el Palacio Real.

«Imagina un asiento lujoso, con cortinas para mayor privacidad, suspendido entre dos varas. Dos mozos (uno delante y otro detrás) cargaban con la silla y te llevaban a tu destino a paso lento. Si el trayecto era largo, otros dos mozos los relevaban.«

Este servicio llegó a ser tan importante que hasta las escaleras de las casas se construían con peldaños más anchos, para que los mozos pudieran subir a las señoras hasta la puerta de sus viviendas. Sí, el lujo del transporte urbano en pleno Siglo de Oro.

Regulación (y algo de control social)

En 1611, el éxito de las sillas de mano llevó a las autoridades a regular el servicio. Solo los mozos con licencia podían trabajar, ya que el oficio se había convertido en un imán para vagabundos y personas sin oficio ni beneficio que buscaban ganarse la vida fácilmente. La única «cualificación» inicial era tener una buena constitución física, pero pronto se empezaron a exigir permisos.

Simones y Manuelas: el auge de los carruajes

Con el paso del tiempo, las sillas de mano fueron siendo reemplazadas por carros de tiro. En el siglo XVIII aparecieron los Simones (coches cerrados) y las Manuelas (coches abiertos). Estos carruajes de alquiler tenían paradas fijas por la ciudad y ofrecían un servicio más cómodo, aunque no muy económico.

¿El problema? Ni los carros ni los animales estaban en las mejores condiciones. Los madrileños pronto comenzaron a quejarse de los precios elevados y del lamentable estado de los vehículos. Parece que las críticas al transporte público no son algo exclusivo del siglo XXI.

Coches diligentes: el precursor del taxi moderno

A finales del siglo XVIII, llegó una nueva revolución en el transporte: los coches diligentes. Estos carruajes no solo ofrecían un servicio por trayectos o por horas, sino que también introdujeron ciertas innovaciones:

  • Puntos de parada fijos: Las plazas de la Cebada, Santo Domingo y Puerta del Sol eran algunos de los lugares donde podías encontrar estos coches.
  • Horarios según la época del año: Sí, incluso en aquella época se adaptaban al cambio de estaciones.
  • Uniforme para los cocheros: Para darles un toque más profesional.

Eso sí, no todo el mundo podía subirse a estos coches. Había restricciones para las personas con ocupaciones que pudieran «perjudicar la limpieza» del vehículo, como carboneros, aceiteros y tocineros.

El nacimiento del autotaxi

El verdadero salto al taxi moderno llegó en el siglo XX. El 27 de marzo de 1909 se pusieron en circulación los primeros taxis motorizados en Madrid. Estos vehículos marcaron el fin de una era para los carruajes tirados por caballos, que aún convivieron con los nuevos taxis durante unos años.

«El verdadero salto al taxi moderno llegó en el siglo XX. El 27 de marzo de 1909 se pusieron en circulación los primeros taxis motorizados en Madrid. Estos vehículos marcaron el fin de una era para los carruajes tirados por caballos, que aún convivieron con los nuevos taxis durante unos años.«

La llegada del autotaxi no fue fácil. Los conductores de carruajes tradicionales se resistieron al cambio, pero muchos acabaron adaptándose y convirtiéndose en los primeros taxistas de la ciudad. Madrid comenzaba a transformarse en la metrópoli moderna que conocemos hoy.

El taxi en el Madrid actual

Hoy en día, Madrid cuenta con más de 15.000 taxis circulando por sus calles. Aunque la esencia sigue siendo la misma —llevar a los pasajeros de un punto a otro—, el servicio ha cambiado mucho. Ahora puedes pedir un taxi con una app, pagar con tarjeta y hasta disfrutar de Wi-Fi durante el trayecto.

Sin embargo, el futuro del taxi no está exento de retos. La competencia con las plataformas VTC, las regulaciones sobre emisiones y los cambios en las preferencias de los usuarios están obligando a este servicio centenario a reinventarse una vez más.

Un testigo de la historia de Madrid

El taxi, en sus múltiples formas, ha sido un testigo mudo de más de 400 años de historia en la capital. Desde las sillas de mano que pasearon a las damas del Siglo de Oro hasta los modernos taxis híbridos y eléctricos que recorren las calles hoy en día, este servicio ha evolucionado junto a la ciudad.

Existe una variante del taxi que se dio en el pasado s. XX y que no muchos ya recuerdan o han conocido: el microtaxi. Pero esto os lo haremos llegar, muy prontito, en otra entrada de nuestro blog.

Así que, la próxima vez que subas a un taxi en Madrid, piensa en todo lo que ha cambiado este medio de transporte… pero también en lo mucho que ha sobrevivido. Porque, al final, el taxi no es solo un medio de transporte; es una parte esencial de la historia y la cultura de Madrid.

¿Te imaginas cómo serán los taxis dentro de 100 años? ¡Quizás algún día subamos a un taxi volador desde una parada virtual en la Puerta del Sol!

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