Hotel Florida: El refugio de la pluma y la cámara durante la Guerra Civil

Si las paredes del antiguo Hotel Florida hablasen, podrían narrar las crónicas más impactantes de la Guerra Civil española. Este mítico edificio, que estuvo de pie en la emblemática Plaza de Callao de Madrid, fue mucho más que un hotel: fue un testigo mudo de los horrores de la guerra, la valentía de los corresponsales y el paso de algunas de las figuras literarias y periodísticas más importantes del siglo XX.

Hoy, donde antaño se alzaba este epicentro cultural, encontramos un centro comercial. Pero el recuerdo del Florida sigue vivo, como una especie de fantasma histórico que nos invita a mirar atrás y reflexionar sobre todo lo que significó para Madrid y el mundo.

Un inicio prometedor: el hotel de los literatos

El Hotel Florida abrió sus puertas en 1924, diseñado por Antonio Palacios, el arquitecto detrás de joyas como el Palacio de Cibeles o el Círculo de Bellas Artes. Desde el principio, el Florida apuntaba alto, convirtiéndose rápidamente en uno de los alojamientos más elegantes de la ciudad.

Aunque no competía directamente con la opulencia del Ritz o el Palace, el Florida tenía algo especial: su relación con el mundo de las letras. Escritores como Federico García Lorca y Miguel de Unamuno pasearon por sus salones. Aquí se celebraban banquetes literarios, se recitaban poemas y se discutían las grandes ideas de la época.

Madrid vibraba con arte y cultura, y el Florida era un epicentro. Pero el destino tenía planes muy distintos para este hotel.

De lujo a supervivencia: el Florida en la Guerra Civil

Cuando estalló la Guerra Civil española en 1936, Madrid se convirtió en uno de los escenarios principales del conflicto. La capital sufría bombardeos constantes, y sus calles, antes llenas de vida, se llenaron de destrucción y miedo.

En ese contexto, el Florida se transformó. Si antes era un lugar para tertulias y banquetes, durante la guerra se convirtió en un refugio para corresponsales de todo el mundo. Ernest Hemingway, John Dos Passos, Robert Capa, Gerda Taro, Antoine de Saint-Exupéry, y muchos más, hicieron del Florida su base de operaciones.

El hotel era uno de los pocos sitios en la ciudad donde se podía comer y beber sin tantas restricciones, en una Madrid hambrienta y asediada. Pero el lujo ya no era la prioridad. Los corresponsales estaban allí para contar la guerra al resto del mundo, y el Florida, con su ubicación estratégica y su atmósfera llena de historias, era el lugar perfecto.

«En ese contexto, el Florida se transformó. Si antes era un lugar para tertulias y banquetes, durante la guerra se convirtió en un refugio para corresponsales de todo el mundo. Ernest Hemingway, John Dos Passos, Robert Capa, Gerda Taro, Antoine de Saint-Exupéry, y muchos más, hicieron del Florida su base de operaciones.«

La azotea del miedo

Los corresponsales subían a la azotea del Florida para observar el avance de las tropas rebeldes. Desde allí, se veía la Ciudad Universitaria, uno de los frentes más activos del conflicto. El peligro era constante, pero la adrenalina y la necesidad de capturar la verdad impulsaban a estos hombres y mujeres a arriesgarlo todo.

La Gran Vía, entonces conocida como la «avenida de los obuses» o «avenida del 15 y medio» por el calibre de las bombas, era un escenario de destrucción diaria. El Florida no estaba a salvo. Los proyectiles del ejército rebelde impactaban con frecuencia en el edificio, especialmente desde las posiciones en el Cerro Garabitas, en la Casa de Campo.

Cuando caían las bombas, dentro del hotel se vivía el caos. Los huéspedes corrían con lo puesto hacia las habitaciones traseras, buscando un lugar más seguro. Prostitutas, camareros, corresponsales y otros habitantes improvisados del Florida se mezclaban en escenas de pánico, donde no sabían si reír o llorar.

Soldados en el Cerro Garabitas

El periodismo en tiempos de guerra

La Guerra Civil española marcó un antes y un después en la forma de narrar los conflictos bélicos. Nuevas cámaras compactas y ligeras permitieron a fotógrafos como Robert Capa y Gerda Taro llevar sus equipos al frente, capturando imágenes impactantes que dieron la vuelta al mundo.

Además, los corresponsales escribían sus crónicas en el Florida y luego las enviaban desde el edificio de Telefónica, que albergaba la Oficina de Prensa Extranjera de la República. Las historias nacidas en esas mesas y habitaciones se convirtieron en portadas de los principales periódicos internacionales.

El Florida era un hervidero de creatividad y tensión. Aquí, Ernest Hemingway escribió su obra de teatro La quinta columna, inspirada en su experiencia durante la guerra. Pero no todo era idealismo. Algunos corresponsales llegaron a España impulsados por sus convicciones políticas, apoyando a la República y denunciando el fascismo. Otros, sin embargo, vieron una oportunidad para relanzar sus carreras, buscando material «emocionante» que vender al mejor postor.

El Florida tras la guerra: una sombra de lo que fue

El Florida sobrevivió a la guerra, algo que no todos los edificios de la Gran Vía pueden decir. En los años 40 y 50, el hotel siguió operativo, aunque ya no era el mismo. La posguerra sumió a España en la decadencia, y el Florida no escapó a ese destino.

En 1964, el hotel fue demolido. En su lugar se levantaron las Galerías Preciados, un centro comercial que años después sería absorbido por El Corte Inglés. Hoy, el lugar donde se forjaron tantas historias es solo un rincón más del bullicioso Madrid contemporáneo.

«En 1964, el hotel fue demolido. En su lugar se levantaron las Galerías Preciados, un centro comercial que años después sería absorbido por El Corte Inglés. Hoy, el lugar donde se forjaron tantas historias es solo un rincón más del bullicioso Madrid contemporáneo.«

El legado del Hotel Florida

Aunque el Florida ya no existe, su historia sigue viva en la memoria colectiva. Fue más que un edificio: fue un símbolo de resistencia cultural, un refugio para quienes arriesgaron su vida por contar la verdad y un epicentro de algunas de las páginas más impactantes del periodismo y la literatura del siglo XX.

El Hotel Florida nos recuerda que, aunque los edificios pueden desaparecer, las historias que nacen en ellos tienen el poder de perdurar. Porque al final, lo que realmente importa no son los ladrillos, sino las vidas que los habitaron.

¿Quién sabe? Tal vez la próxima vez que pases por la Plaza de Callao y mires ese edificio moderno y funcional, puedas imaginar las voces de Hemingway, Capa y Taro resonando entre las paredes de un hotel que fue testigo de una de las épocas más oscuras y fascinantes de la historia de España.

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