José Zorrilla: El poeta del pueblo y el último romántico

A lo largo de nuestras vidas todos perseguimos una meta a la que algunos llaman éxito. Para unos, éxito es acumular dinero, poder o prestigio, pero hay quienes encuentran su mayor triunfo en seguir su vocación. Ese fue el caso de José Zorrilla, el gran poeta romántico español, quien a pesar de los problemas económicos y los sinsabores de la vida, logró inmortalizarse como un ícono de las letras hispánicas.

Nacido el 21 de febrero de 1817 en Valladolid, Zorrilla creció bajo la sombra de un padre autoritario y ultraconservador que quería verlo convertido en abogado. Sin embargo, el joven José tenía otros sueños. Con más interés por la poesía que por las leyes, abandonó la universidad y huyó a Madrid en busca de su verdadera pasión: la literatura. Esta decisión marcó el inicio de una vida llena de altibajos, donde el arte y las penurias caminarían siempre de la mano.

De la buhardilla al éxito

En Madrid, Zorrilla era un desconocido que se ganaba la vida como podía: ilustrando revistas y leyendo en la Biblioteca Nacional para no pasar frío. Fue precisamente en ese lugar donde se enteró del suicidio de Mariano José de Larra, un hecho que cambiaría su vida para siempre.

El 14 de febrero de 1837, durante el entierro de Larra, Zorrilla sorprendió a la multitud al recitar un emotivo poema que había escrito en honor al difunto. Esos versos, llenos de fuerza y sensibilidad, lo catapultaron a la fama. En pocos días, pasó de ser un joven desconocido a colaborar en prestigiosos periódicos como El Porvenir y El Español. Así comenzó su carrera como el «poeta del pueblo».

«El 14 de febrero de 1837, durante el entierro de Larra, Zorrilla sorprendió a la multitud al recitar un emotivo poema que había escrito en honor al difunto. Esos versos, llenos de fuerza y sensibilidad, lo catapultaron a la fama. En pocos días, pasó de ser un joven desconocido a colaborar en prestigiosos periódicos como El Porvenir y El Español. Así comenzó su carrera como el «poeta del pueblo».»

Un poeta de todos

Zorrilla conectó con el público de su época gracias a su habilidad para escribir en verso. En un tiempo en el que gran parte de la población era analfabeta, sus rimas sonoras y fáciles de memorizar se convirtieron en un fenómeno popular. Pero a pesar del éxito literario, sus problemas financieros nunca lo abandonaron. Era un hombre generoso y despreocupado con el dinero, lo que le llevaba a menudo a situaciones de precariedad.

En 1844, Zorrilla publicó su obra más famosa: Don Juan Tenorio. Curiosamente, el drama no tuvo un gran éxito inicial. Agobiado por las deudas, Zorrilla vendió los derechos de la obra a perpetuidad por 4.200 reales. Meses después, Don Juan Tenorio se convirtió en un éxito arrollador y en la obra más representada de todos los tiempos en España, especialmente durante el Día de Todos los Santos. Esta decisión económica, que resultó ser un error monumental, persiguió al poeta el resto de su vida.

En 1844, Zorrilla publicó su obra más famosa: Don Juan Tenorio. Curiosamente, el drama no tuvo un gran éxito inicial. Agobiado por las deudas, Zorrilla vendió los derechos de la obra a perpetuidad por 4.200 reales.

Un espíritu libre

Zorrilla era un hombre inquieto, de salud frágil y una personalidad marcada por el romanticismo. Enamoradizo, aficionado al esoterismo y con episodios de sonambulismo, su vida personal fue tan fascinante como sus versos. Tras un matrimonio desgraciado con una mujer dieciséis años mayor que él, decidió dejar España y vivir en el extranjero.

Durante doce años recorrió París, Londres, Cuba y México, donde fue protegido por el emperador Maximiliano, quien lo nombró poeta oficial y director del Teatro Nacional. A pesar de su prestigio, Zorrilla nunca logró estabilizarse económicamente.

Los últimos años

A su regreso a España, ya viudo y con la salud mermada, Zorrilla se encontró con un país que había cambiado. Su estilo romántico había pasado de moda, y otros escritores ocupaban los cargos que él habría deseado. Obligado por las circunstancias, realizó una gira por las provincias recitando sus versos, pero esto solo agravó su estado físico.

A pesar de todo, tuvo momentos de reconocimiento. En 1882 ingresó en la Real Academia Española, siendo el único en escribir su discurso de entrada en verso. En 1889, Granada lo coronó como Poeta Nacional ante más de 14.000 personas, un homenaje que llenó de alegría sus últimos años.

En 1890, se le diagnosticó un tumor cerebral que finalmente le costó la vida el 23 de enero de 1893. Moría en Madrid a los 76 años, dejando un legado inmortal. Su capilla ardiente, instalada en la Real Academia Española, recibió la visita de más de 50.000 personas.

El legado de Zorrilla

Hoy, José Zorrilla es recordado como uno de los grandes de la literatura española. Su obra, llena de pasiones, fantasía y romanticismo, ha dejado una huella indeleble en nuestras letras. Aunque en vida luchó contra las deudas y las dificultades, el «poeta del pueblo» logró lo que muchos anhelan: la inmortalidad a través de su arte.

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