Juan de Tassis y Peralta, II conde de Villamediana: Un poeta temerario en la corte de Felipe IV

Juan de Tassis y Peralta, nacido en Lisboa en 1582, fue un poeta español del Barroco, famoso tanto por su pluma afilada como por su vida llena de excesos y escándalos. Perteneciente a una familia noble, su padre, Juan de Tassis y Acuña, fue el I conde de Villamediana y Correo Mayor del reino, cargo que organizaba el servicio postal en España. Su madre, María de Peralta Muñatones, pertenecía a la nobleza navarra.

Desde niño, Juan vivió en el entorno de la corte, recibiendo una educación de primer nivel a cargo de destacados humanistas. Su formación le permitió dominar el latín y conocer en profundidad a los clásicos. Aunque pasó por la universidad, nunca completó sus estudios.

Un noble de vida agitada

Su primer contacto con la vida pública se dio en 1599, cuando Felipe III viajó a Valencia para celebrar su matrimonio con Margarita de Austria. Juan, con solo 18 años, acompañó al monarca en representación de su padre y destacó tanto que el rey lo nombró gentilhombre de su casa y boca, un puesto de honor en la corte.

Ese mismo año, se publicaron sus primeros dos sonetos, y su fama como poeta comenzó a crecer. Sin embargo, su carácter impulsivo y temerario le ganó enemigos rápidamente. Se dice que tuvo una relación tormentosa con Magdalena de Guzmán y Mendoza, una dama influyente en la corte. En una ocasión, en plena función teatral, la abofeteó delante de todos, lo que alimentó aún más su reputación de hombre violento e impulsivo.

En 1602, contrajo matrimonio con Ana de Mendoza y de la Cerda, hija de una de las familias más poderosas de España, con la que tuvo hijos, todos malogrados, y se quedaría a vivir en la capital castellana, Valladolid, pero rehacen el camino de vuelta a Madrid. Sin embargo, su vida de casado no lo alejó de los escándalos ni de sus numerosos amoríos. A lo largo de su vida, acumuló una gran cantidad de deudas debido a su afición al lujo, los juegos de azar y la compra de piedras preciosas y caballos.

Cuando su padre murió en 1607, Juan heredó el título de conde de Villamediana y el cargo de Correo Mayor del reino. Pero su carácter desafiante y sus sátiras mordaces contra la alta nobleza le costaron caro: fue desterrado en varias ocasiones.

Destierros y viaje a Italia

Su primer destierro, entre 1605 y 1607 (o quizá entre 1608 y 1611), lo llevó a Francia y Flandes. Su segundo exilio (1611-1615) lo condujo a Italia, donde entró en contacto con el poeta manierista Giambattista Marino y otros intelectuales de la época. Durante su estancia en Nápoles, también leyó las obras de Góngora, lo que influiría en su estilo poético.

Cuando regresó a España en 1615, lo esperaba un panorama complicado. Sus acreedores lo acosaban y tuvo que vender varios de los derechos de su cargo como Correo Mayor para pagar sus deudas. A pesar de sus problemas económicos, siguió escribiendo y afilando su ingenio contra los poderosos.

Entre 1617 y 1618, sus sátiras contra los ministros de Felipe III le valieron un tercer destierro. Sus críticas apuntaban especialmente contra el duque de Lerma y su mano derecha, Rodrigo Calderón, acusados de corrupción. Durante este tiempo, Calderón fue ejecutado y Juan de Tassis, aunque desterrado, participó en certámenes poéticos, ganando incluso el primer premio en las justas organizadas por la beatificación de San Isidro en 1620.

Regreso a la corte y escándalos con la realeza

Cuando Felipe IV subió al trono en 1621, su favorito, el conde duque de Olivares, le permitió regresar a la corte. Sin embargo, su reputación de libertino y su lengua afilada le seguían pasando factura. Se dice que tuvo un romance con una dama de la reina, una joven portuguesa llamada Francisca de Tavara, conocida como «Marfisa».

Pero el escándalo más grande que se le atribuye es su supuesta relación con la propia reina Isabel de Borbón. Según la leyenda, durante una función teatral en Aranjuez en 1622, donde se representaba su obra La gloria de Niquea, se provocó un incendio en el teatro. Se cuenta que Juan de Tassis aprovechó la confusión para rescatar a la reina en brazos, lo que alimentó los rumores de su amorío con ella.

Otra anécdota famosa es la de su capa bordada con monedas de oro y la frase «Son mis amores reales», lo que se interpretó como una insinuación de su relación con la reina. Esto habría provocado la ira del rey, quien, según algunos, ordenó su asesinato.

Muerte misteriosa

El 21 de agosto de 1622, cuando viajaba en un carruaje por la calle Mayor de Madrid acompañado del conde de Haro, Juan de Tassis fue asesinado de un disparo. Nadie fue arrestado por el crimen, y se ordenó guardar silencio sobre el caso.

«El 21 de agosto de 1622, cuando viajaba en un carruaje por la calle Mayor de Madrid acompañado del conde de Haro, Juan de Tassis fue asesinado de un disparo. Nadie fue arrestado por el crimen, y se ordenó guardar silencio sobre el caso.»

Existen varias teorías sobre su asesinato. Algunos creen que fue una venganza de la nobleza a la que había satirizado en sus poemas. Otros sostienen que fue eliminado para evitar que se destapara un proceso en el que estaba implicado por homosexualidad, delito castigado con la hoguera en la época. La versión más popular, sin embargo, apunta a que fue el propio Felipe IV quien ordenó su muerte para acabar con los rumores sobre su relación con la reina.

Sea cual sea la verdad, su muerte causó gran impacto en la corte. Poetas como Luis de Góngora, Francisco de Quevedo y Juan Ruiz de Alarcón escribieron sobre su asesinato. Algunos, como Góngora, insinuaban que el rey estaba detrás del crimen. Otros, como Quevedo, aunque enemigo de Villamediana, reconocieron su talento y pidieron justicia por su muerte.

Legado literario y cultural

Juan de Tassis y Peralta fue un poeta brillante, cuya obra se inscribe dentro del culteranismo, aunque con un estilo personal. Escribió sonetos, fábulas mitológicas y sátiras en las que atacaba la hipocresía de la nobleza y los ministros del rey.

Su vida, llena de intrigas, excesos y desafíos a la autoridad, inspiró numerosas obras literarias y artísticas. En el siglo XIX, el duque de Rivas escribió sobre su asesinato en sus Romances históricos, y Joaquín Dicenta dedicó una obra teatral a la célebre historia de la capa bordada con monedas de oro. Más recientemente, novelas como Decidnos: ¿quién mató al Conde? de Néstor Luján o Capa y espada de Fernando Fernán Gómez han retomado su figura.

A pesar de su trágico final, el conde de Villamediana sigue siendo recordado como un poeta brillante, un hombre temerario y un personaje envuelto en el misterio. Su vida refleja a la perfección el esplendor y las sombras de la España del Siglo de Oro.

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