Tal y como prometimos en una de nuestras entradas anteriores, «El Taxi en Madrid: 400 años de historia sobre ruedas… y mulas«, hoy vamos a hablar de los microtaxis. Quizá nunca hayas oído hablar de ellos, esos pequeños taxis que circularon por distintas ciudades de España, como Madrid, Alicante o Bilbao. Eran pequeños, cómodos y económicos, pensados para agilizar el tráfico y ofrecer un servicio de taxi asequible para las clases trabajadoras. Los modelos más icónicos fueron el Renault 4L (“el cuatro latas”), el Simca 1000 y el entrañable Seat 600, junto con su versión ampliada, el Seat 800.
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¿Cuándo y dónde empezaron a circular?
Estos pequeños taxis empezaron a operar en Madrid a mediados de los años 60 y sobrevivieron hasta bien entrados los 70. Su principal ventaja era su tarifa más baja: costaban aproximadamente un 25% menos que los taxis convencionales. Eso sí, sólo podían llevar a dos pasajeros, o tres como máximo, lo que los hacía ideales para parejas o viajeros solitarios que querían ahorrarse un dinerillo.

«Eran pequeños, cómodos y económicos, pensados para agilizar el tráfico y ofrecer un servicio de taxi asequible para las clases trabajadoras. Los modelos más icónicos fueron el Renault 4L (“el cuatro latas”), el Simca 1000 y el entrañable Seat 600, junto con su versión ampliada, el Seat 800.«
Imagina subirte a uno de estos coches con su característica franja amarilla, una rareza en las calles de Madrid, donde los taxis de entonces eran negros con una raya roja. Más tarde, los microtaxis adoptaron el azul como color base, aunque mantuvieron su señal amarilla distintiva.
El Renault 4L: el primer microtaxi
El primer microtaxi que circuló por Madrid fue un Renault 4L. Aunque parecía una iniciativa prometedora, no tardó en generar tensiones con los taxistas tradicionales. La situación recuerda a las disputas actuales entre los taxistas y servicios como Uber o Cabify. En aquellos años, los taxistas convencionales veían en los microtaxis una competencia desleal: tarifas más bajas, pero los mismos gastos de mantenimiento. Esta rivalidad marcó la década, hasta que finalmente los microtaxis desaparecieron del panorama madrileño en 1976.

Problemas económicos: una lucha perdida
Uno de los grandes problemas de los microtaxis fue precisamente su estructura económica. Como recuerda un antiguo usuario: “Eran más baratos, pero los gastos de explotación eran los mismos que los de un taxi normal. Al final no eran rentables y fueron sustituidos por taxis convencionales”. Curiosamente, cuando los microtaxis dejaron de circular, muchas de sus licencias fueron “convalidadas” para operar como taxis tradicionales, permitiendo a sus propietarios mantener el negocio, pero con vehículos más grandes y tarifas iguales a las del resto del gremio.
Los microtaxis y su impacto social
Aunque los microtaxis eran populares entre los usuarios por su precio reducido, su corta vida también estuvo marcada por anécdotas y peculiaridades. Los conductores debían vestir uniforme: gorra, chaqueta y pantalones azules. Este detalle, que hoy nos parece casi de película, era parte de la imagen profesional que querían transmitir. Además, estos pequeños taxis tenían un carácter casi “castizo”, convirtiéndose en un emblema temporal de la ciudad.
Sin embargo, su reducido espacio y la necesidad de modernizar el transporte urbano acabaron relegándolos al recuerdo. Para muchos, subir a un microtaxi era casi una experiencia única. Algunos de estos coches incluso eran decorados por sus conductores con accesorios personales, lo que les daba un toque especial y cercano.
El fin de los microtaxis
La desaparición de los microtaxis marcó el fin de una era, pero no el fin de los problemas para los taxistas. En los años 80, con el monopolio del taxi convencional ya asentado, surgieron nuevas demandas por parte de los profesionales del gremio, quienes exigían mejores condiciones laborales y una regulación más clara del sector.
Hoy en día, los microtaxis sobreviven en la memoria de quienes los usaron o los vieron circular por las calles. Son una curiosidad histórica que nos recuerda cómo el transporte urbano se ha ido adaptando a las necesidades de cada época, siempre en medio de tensiones y cambios sociales.
¿Un retorno imposible?
Con el auge de las ciudades inteligentes y el transporte compartido, algunas ideas de los microtaxis podrían parecer visionarias. Vehículos pequeños, eficientes y económicos podrían tener cabida en un futuro más sostenible. Sin embargo, es poco probable que vuelvan a circular como los conocimos. Hoy, los retos son otros: electrificación, movilidad compartida y lucha contra la contaminación.
¿Qué opinas de los microtaxis?
Este capítulo de la historia del transporte español nos invita a reflexionar sobre cómo las soluciones aparentemente sencillas pueden enfrentarse a problemas complejos. Los microtaxis fueron un intento valiente de democratizar el transporte, pero también una lección de cómo los intereses económicos y sociales influyen en la evolución de nuestras ciudades. ¡Cuéntanos! ¿Te habrías subido a uno de ellos?
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