El tornado de Madrid de 1886: un desastre natural histórico en la capital
El 12 de mayo de 1886, en la ciudad de Madrid, se desató uno de los fenómenos meteorológicos más violentos y devastadores de su historia: un tornado que causó estragos a su paso, dejando un saldo trágico y una huella imborrable en la memoria colectiva de la capital española. Este fenómeno, poco habitual en la geografía peninsular, alcanzó una fuerza inusitada, derribando árboles centenarios, destruyendo edificaciones y dejando decenas de víctimas fatales y numerosos heridos.
Tabla de contenidos
Contexto histórico y meteorológico de la época
A finales del siglo XIX, Madrid era una ciudad en expansión, con varios municipios actualmente integrados aún independientes, como Carabanchel Alto. En el ámbito meteorológico, la ciencia comenzaba a consolidarse y a disponer de instrumentos y observatorios para registrar eventos climáticos, aunque el conocimiento todavía era limitado y los términos «tornado» o «huracán» eran recientes y poco comprendidos por la mayoría de la población. Dos años antes, en 1884, «tornado» había sido incluida en el diccionario de la Real Academia Española, por lo que aquel día de mayo fue para muchos un encuentro con un fenómeno sólo conocido por referencias lejanas.
La trayectoria y características del tornado
Comenzando alrededor de las seis de la tarde en Carabanchel Alto, un municipio que aún no formaba parte de Madrid, el tornado avanzó a gran velocidad en dirección noreste, afectando zonas como Carabanchel Bajo, Vista Alegre, Peñuelas, el Real Jardín Botánico, el Retiro, y llegando hasta las Ventas y Canillas. Se calcula que la senda del tornado se extendió unos 12 a 15 kilómetros, con vientos que alcanzaron entre 250 y 320 km/h, lo que equivale, según la escala Fujita, a un tornado de fuerza F3.
Daños materiales: destrucción en edificios, árboles y mobiliario urbano
El tornado destruyó al menos 20 casas en Carabanchel, donde la construcción era endeble y sin mucha resistencia a un fenómeno de tal magnitud. También los espacios públicos como el Jardín Botánico y el Parque del Retiro sufrieron daños severos, con cientos de árboles arrancados o partidos. El Casón del Buen Retiro, un vestigio del antiguo Palacio del Buen Retiro mandado erigir por Felipe IV, fue uno de los edificios emblemáticos más afectados, provocando una gran consternación y curiosidad en los madrileños que posteriormente acudieron a visitar el lugar.
En la explanada de la calle Doctor Drumen, ahora cercana al Museo Reina Sofía, la Tienda-Asilo, que ofrecía servicios a personas con escasos recursos, fue destruida completamente, aunque, afortunadamente, no se contabilizaron heridos en ese lugar.

«En la explanada de la calle Doctor Drumen, ahora cercana al Museo Reina Sofía, la Tienda-Asilo, que ofrecía servicios a personas con escasos recursos, fue destruida completamente, aunque, afortunadamente, no se contabilizaron heridos en ese lugar.«
Las vías públicas quedaron en completo desorden: carruajes volcados, postes y cobertizos arrancados por el viento, árboles caídos bloqueando calles y zonas comerciales y residenciales quedaron incomunicadas durante horas.
Víctimas y consecuencias humanas del fenómeno
El saldo humano fue doloroso: al menos 47 personas perdieron la vida y cientos resultaron heridas. Muchos de los fallecimientos ocurrrieron por el derrumbe de casas, muros y paredes en las que intentaban protegerse, o por la caída de árboles o el vuelco de carruajes. El colapso de hospitales y centros asistenciales fue inmediato, saturando sus instalaciones y obligando a improvisar atención en calles y plazas.
Uno de los testimonios más recordados es el del alcalde de Carabanchel Alto, quien describió el acercamiento del tornado como «una nube negra muy negra» que se encontró con otra nube, generando un ruido atronador acompañado de descargas eléctricas y viento huracanado, causando terror en la población.
Relatos y testimonios de la época: prensa y literatura
La prensa madrileña del momento reflejó con crudeza la calamidad, destacando la mezcla de horror, pánico y solidaridad. El periódico La Época describió el paisaje desolador, con «calles y paseos desarbolados, jardines destruidos, edificios quebrantados, carruajes volcados y comunicaciones interrumpidas». Algunos relatos incluso mencionan fenómenos sobrenaturales y visiones religiosas que calmaban el espanto en la población.
El escritor Benito Pérez Galdós, en su novela Misericordia, recoge este episodio como una metáfora del sufrimiento y la tragedia en Madrid, inmortalizando la memoria del tornado para las generaciones futuras.
La importancia científica y meteorológica del tornado
Para la meteorología española, el tornado de 1886 supuso un punto de inflexión. Gracias a las crónicas, grabados y las primeras fotografías realizadas por Juan Laurent, se pudo analizar con detalle la trayectoria, intensidad y daños causados. El Observatorio Astronómico de Madrid, centro de observación meteorológica, registró los datos que hoy son referencia para entender la dinámica del fenómeno.
Manuel Mora García, meteorólogo de AEMET, ha analizado en estudios recientes este tornado, aportando conocimiento sobre su comportamiento y destacando que, aunque poco frecuentes en la Península Ibérica, fenómenos de esta magnitud pueden volver a presentarse. La reconstrucción del recorrido y el análisis de los daños, con más de 200 puntos mapeados, aportan una excepcional base científica histórica.

Legado y memoria del tornado en la ciudad de Madrid
El impacto del tornado no fue sólo material o humano, sino también cultural. Madrid recuerda este evento como uno de los mayores desastres naturales ocurridos en la capital, marcando la resiliencia de sus habitantes y la capacidad de reconstrucción de la ciudad.
En la memoria popular perdura la historia de la niña Filomena, una joven de 15 años que fue rescatada milagrosamente entre los escombros del Casón del Buen Retiro, considerada un símbolo de esperanza y renacimiento tras la tragedia.
Este fenómeno se ha convertido en un referente para estudios meteorológicos y turísticos, impulsando recorridos históricos que rescatan las vivencias y testimonios de una época, y recordando que la fuerza de la naturaleza puede impactar a cualquier ciudad, incluso a la aparentemente tranquila Madrid.
Lecciones y relevancia actual
El tornado de Madrid de 1886 no solo dejó destrucción y dolor, sino que también enseñó importantes lecciones sobre la vigilancia meteorológica, la importancia de la preparación ante desastres naturales y la innegable necesidad de la ciencia para poder estudiar, analizar y entender la naturaleza.
El tornado en nuestra literatura
Os animamos a descubrir una novela excepcional que recrea con maestría este episodio de la historia madrileña, tan desconocido como fascinante: La voz del viento, de José Gil Romero y Goretti Irisarri.
Una obra donde el rigor histórico y la emoción se entrelazan, dibujando un Madrid sacudido por un fenómeno meteorológico insólito, mientras sus personajes —vivos, intensos y profundamente humanos— se alzan como auténticos protagonistas de una trama que sorprende y atrapa desde la primera página.
MAD Experiencias – Los artesanos de la historia

